Pisitófilos Creditófagos, Mayo 2007

19 mayo 17:35, ppcc dijo:
Para que ustedes se hagan una idea del tamaño de nuestra burbuja crediticia, analizado en términos de déficit por cuenta corriente -deuda externa-, en números redondos:

1) somos el segundo país del mundo que más debe; con el 8% del total; el primero es Estados Unidos, que debe el 65%, pero, ¡ojo!, son los dueños del dólar, moneda de reserva mundial; el tercero es Reino Unido, que, no obstante, debe la mitad que nosotros, teniendo mucha más población y siendo los dueños de la libra esterlina.

2) El 75% de lo que se "debe" en todo el mundo (posiciones deudoras en balanzas por cuenta corriente), lo deben Estados Unidos, Reino Unido, Sudáfrica, Australia y Nueva Zelanda, países todos cortados por el mismo patrón en relación con lo que estamos analizando;

3) de lo restante, nosotros debemos, ¡atención!, casi el 30%, que es el triple que Francia y cinco veces lo de Italia, cuyas poblaciones (y sistemas económicos) son muy superiores.

martes, 7 de julio de 2009

Mirando hacia Letonia. La Argentina del S.XXI

Entrar a formar parte de un nuevo club; cambio fijo, moneda nueva, paridad, ...
Dinero a mansalva; engorde que no crecimiento.
Pinchazo del PIB (-18,6% anual). Deudas impagables. El Estado con dificultades para colocar sus emisiones de deuda.
Los acreedores exigiendo el mantenimiento de la paridad; adelgazamiento del sector público (susidios, prestaciones...) y aumento de la presión fiscal.
Letonia no tiene 45 millones de habitantes y está causando más de un dolor de cabeza a los acreedores.


Letonia se suicida a la argentina | Diario La Prensa

Letonia se suicida a la argentina
28.06.2009 | El país báltico, engrillado por un tipo de cambio fijo, es el que más sufre la crisis global.
Por Guillermo Belcore

Hace siete años, quien esto escribe tuvo oportunidad de conocer el corazón de la Unión Europea, es decir la ciudad de Bruselas.

La Argentina estaba en plena convulsión económica. Nueve de cada diez funcionarios de la UE que entrevistamos sostenían que la causa primordial de nuestra debacle era la obcecada paridad entre el peso y el dólar. Se juzgaba la convertibilidad como una lenta y dolorosa agonía. Puede que tuviesen razón o puede que no. Lo cierto es que Europa occidental aconseja hoy a un diminuto país báltico que, a un paso de la bancarrota, resista con dientes apretados la tentación de abandonar una rígida paridad cambiaria que le ha traído una burbuja de prosperidad y ahora una derrumbe sin precedentes en épocas de paz. Letonia es, por así decirlo, la Argentina del siglo XXI.

AUGE Y CAIDA

Letonia ocupa el extremo este de la llanura septentrional europea. Sus gentes, a lo largo de la historia, han sido súbditos desdichados de polacos, alemanes, suecos y rusos. En Riga, la capital, nacieron Serguei Eisenstein, Mijail Baryshnikov e Isaiah Berlin. Cuando colapsó la Unión Soviética, el país obtuvo la anhelada independencia.

La reconstrucción estuvo plagada de obstáculos. El treinta por ciento de sus 2,3 millones de habitantes son rusófonos. Inspirados en Ronald Reagan y Margaret Thatcher, sus líderes aplicaron una variante pura y dura de una filosofía que hoy no cosecha más que maldiciones y anatemas en medio planeta. Impuestos bajos pues no había un estado de bienestar que sostener (un flat tax que cayó del 33 al 24%), apertura comercial y financiera, desregulación a conciencia, todo el recetario del neoliberalismo. Entró a raudales la inversión extranjera y anidaron a sus anchas los capitales golondrina.

El Cato Institute ubicó al país en el selecto equipo del big bang de la liberalización económica, junto a Polonia, la República Checa y los otros dos países bálticos. En 2004, Letonia ingresó a la Unión Europea y a la OTAN. Fue la cereza en el postre. Todos felices en Riga y en Bruselas. El oso ruso observaba ceñudo.

PARANGONES

La pieza maestra del modelo letón fue un tipo de cambio fijo: en este caso se amarró al euro la moneda local. Por eso se trazan parangones con la Argentina. Se calcula que el lat acumula hoy una sobrevaluación de entre el 30 y el 50 por ciento. Lo que en su momento fue un ancla de estabilidad, cuando viró el ciclo económico se convirtió en un pesado lastre.

Así la descomunal fuga de capitales que generó la crisis de las hipotecas basura ha lastomado a Letonia más que a cualquier otro país en el mundo. Reventaron varias burbujas en Riga. El precio de la vivienda cayó un 50% desde el año pasado. En el primer trimestre de 2009, el PBI letón se desplomó un 18,6% anual. Para el total del año, las previsiones más pesimistas cifran en un 30% el desplome de la economía. Es decir, un tercio de la riqueza nacional se habrá evaporado. Fitch calcula que los vencimientos de deuda externa para el corriente año equivalen al 320% de sus reservas de divisas.

Como en la Argentina delarruista, la nación báltica se hunde en una devastadora espiral deflacionaria. Las consecuencias para el hombre de la calle son dramáticas. El salario promedio fue recortado de 700 dólares a 480, apenas por encima de la línea de subsistencia. El Gobierno ha serruchado 20% los sueldos de los empleados públicos y 10% las jubilaciones. También echó a un tercio de los maestros. ¿Son idiotas?, se preguntaría cualquier observador sensato. ¿En plena recesión quitan poder de compra a los consumidores? No, al igual que José Luis Machinea en agosto de 2000 o Domingo Cavallo con la consigna flamígera del déficit cero, las autoridades letonas tratan de satisfacer las condiciones obscenas que les impone la comunidad internacional para organizar un salvataje.

El Fondo Monetario Internacional, que supuestamente había adquirido con Dominique Strauss-Kahn una suerte de rostro humano, exige a Letonia más austeridad fiscal. Retorcer el presupuesto hasta que aúlle de dolor. Es que el déficit público alcanzaría este año el 11,6%, el doble de lo pactado con el FMI. No muy lejano, por cierto, del desequilibrio fiscal de Estados Unidos, que tiene la fortuna de contar con la máquina que emite dólares y con las mayores fuerzas armadas del planeta.

Lo patético del caso es que Letonia se niega a devaluar y a declarar una moratoria de la deuda externa. Justamente, lo que se vio forzada a hacer la Argentina en su momento.

¿Por qué aceptan crucificarse en el altar del lat?, se preguntan los diarios europeos. Por las mismas dos razones por las cuales la Argentina se empeñó en morir con las botas puestas, abriéndole la puerta al populismo del siglo XXI. Por un lado, buena parte de las hipotecas y los contratos están nominados en euros o en francos suizos y para la clase media letona -la más beneficiada por el modelo- una maxidevaluación sería devastadora. En segundo término, porque así lo ordenan desde el extranjero.

Anders Borg, el ministro de Finanzas sueco, advirtió en la reciente cumbre de la UE en Luxemburgo que "la comunidad internacional estaría complacida con una mayor responsabilidad fiscal por parte de Riga... ahora necesitamos una fuerte credibilidad".

Históricamente, Suecia ha sido una potencia dominante en el Báltico. Conservó la colonia de Livonia (en la actual Letonia y Lituania) hasta comienzos del siglo XVIII cuando Pedro el Grande barrió a las huestes de Carlos XII en la decisiva batalla de Poltava. Tomó la posta el imperialismo ruso hasta la declaración de la independencia de fines del siglo pasado, cuando los capitales occidentales recobraron su influencia en Riga.

El novelista Stieg Larsson denuncia en una novela reciente que es en los países bálticos donde los súbitos suecos aficionados a las prostitutas obtienen su carne fresca (1). Pero en el tema que nos concierne, la clave es que los bancos suecos se encuentran entre los más expuestos ante una devaluación y cesación de pagos en Letonia.

Por otro lado, la Unión Europea y el FMI -reforzado en su papel de Sumo Sacerdote por el Grupo de los 20- temen que se produzca un efecto dominó en el este, donde la situación financiera es delicadísima. Es decir, el colapso letón podría extenderse a Lituana, Estonia, Ucrania y Hungría, por lo menos, lo que sería una catástrofe para las maltrechas entidades financieras de Occidente (su exposición en la región asciende a ¡1,6 billón de dólares!). Los memoriosos recordarán que argumentos similares se esgrimían ocho años atrás. La caída de la convertibilidad argentina tumbaría a Brasil, Uruguay, Chile y quién sabe a que otro país.

¿EXCEPCIONALES?

Ambrose-Evans Pritchard acaba de escribir en el Daily Telegraph que, contrariamente a la sabiduría convencional, la Argentina de los noventa no fue un caso excepcional. Nuestros desequilibrios no eran peores que los actuales de los países bálticos, los balcánicos, España o Grecia. Y puede decirse que incluso eran menores. Con la devaluación -aunque ejecutada a lo bruto por el duhaldismo- el peso recuperó su punto de equilibrio y el país volvió a la senda del crecimiento. Todo indica que Letonia debería hacer lo mismo y no sacrificar a su gente por los consejos que esbirros de Lucifer susurran en la oreja de los gobernantes: "Devalúa y declara el default, y perderás tu alma". Son los mismos que se frotaban las manos cuando la burbuja letona se hinchaba sin control. En Buenos Aires o en Riga, es el hombre de la calle quien paga siempre los platos rotos.

1) La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina. Editorial Destino.

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