Pisitófilos Creditófagos, Mayo 2007

19 mayo 17:35, ppcc dijo:
Para que ustedes se hagan una idea del tamaño de nuestra burbuja crediticia, analizado en términos de déficit por cuenta corriente -deuda externa-, en números redondos:

1) somos el segundo país del mundo que más debe; con el 8% del total; el primero es Estados Unidos, que debe el 65%, pero, ¡ojo!, son los dueños del dólar, moneda de reserva mundial; el tercero es Reino Unido, que, no obstante, debe la mitad que nosotros, teniendo mucha más población y siendo los dueños de la libra esterlina.

2) El 75% de lo que se "debe" en todo el mundo (posiciones deudoras en balanzas por cuenta corriente), lo deben Estados Unidos, Reino Unido, Sudáfrica, Australia y Nueva Zelanda, países todos cortados por el mismo patrón en relación con lo que estamos analizando;

3) de lo restante, nosotros debemos, ¡atención!, casi el 30%, que es el triple que Francia y cinco veces lo de Italia, cuyas poblaciones (y sistemas económicos) son muy superiores.

jueves, 26 de mayo de 2011

José Manuel Naredo y Antonio Montiel. EL MODELO INMOBILIARIO ESPAÑOL y su culminación en el caso valenciano.







Extracto de la introducción






"Un potentísimo boom inmobiliario ha venido sacudiendo al país durante todo un decenio, sin que la investigación del mismo haya estado a la altura de las circunstancias. La intensidad del auge, movido por una burbuja especulativa de enormes dimensiones, corrió pareja a la del declive, ocasionando graves consecuencias, económicas, ecológicas y sociales. ¿Cómo es posible que el "urbanismo salvaje" que recorrió nuestra geografía durante el franquismo, volviera a actuar impunemente y con fuerzas renovadas, durante la democracia? ¿Cuál es la naturaleza de nuestro peculiar modelo inmobiliario? ¿Cuál es la relación entre modelo inmobiliario y burbuja especulativa? ¿Cuál es la conexión de ambos con la crisis económica actual? ¿Cómo ha podido culminar un modelo, diseñado originariamente por el franquismo, con el advenimiento de la democracia y la adhesión a la Unión Europea (UE)? ¿Qué ha empujado al país tan alegremente por la pendiente del gasto y endeudamiento que ahora lastra su futuro?...


Invitados a participar en el Coloquio sobre Urbanismo, democracia y mercado: una experiencia española (1970-2010), celebrado en París, 15-16 de marzo de 2010, los autores de este libro caímos en la cuenta de que muchas de las preguntas arriba formuladas no habían sido respondidas con solvencia y que, a estas alturas de la crisis, la ciudadanía se veía incapacitada para pensar y debatir, con conocimiento de causa, posibles remedios y alternativas. Pues, a pesar de su importancia, la complejidad de los acontecimientos vividos dificulta las interpretaciones integradas de los mismos en un mundo en el que predominan el conocimiento y el tratamiento parcelario de los problemas. Además de que la autocensura habitual coarta a los analistas a emitir diagnósticos y a proponer medidas que pongan en cuestión el modelo inmobiliario-financiero que ha venido sirviendo a los intereses oligárquicos imperantes en nuestro país. Los dos autores de este libro pensamos entonces que podríamos superar estas limitaciones uniendo nuestras fuerzas como investigadores libres para responder en el mismo de forma clara y escueta a estas cuestiones.



El libro reelabora y amplía las ponencias que presentamos al citado Coloquio. En él se expone que el modelo inmobiliario español no fue fruto del libre albedrío de los mercados, sino de un devenir histórico muy particular que hunde sus raíces en el franquismo. Pues fue durante ese régimen cuando se dio un giro copernicano al modelo inmobiliario y se dejó atada y bien atada una política de vivienda que ha permanecido, en lo fundamental, hasta nuestros días. A la vez que fue durante ese régimen cuando afloraron el caciquismo y la cultura "del pelotazo" que han revivido con la democracia, al contar con los medios de financiación acrecentados que brinda la entrada en el euro. Analizar la evolución histórica que acabó configurando el modelo inmobiliario español y su culminación en el caso valenciano y diagnosticar sus consecuencias, supone lidiar a la vez con dimensiones, no solo jurídicas e institucionales, relacionadas con el tratamiento del territorio, el urbanismo o la vivienda, sino también políticas y económicas. Creemos que la novedad de este libro estriba en unir los diversos enfoques necesarios para clarificar el panorama inmobiliario que ha venido condicionando tanto a la economía como a la sociedad en nuestro país. Nos pareció además muy oportuno complementar los análisis y diagnósticos del modelo inmobiliario español y sus consecuencias, realizados en la primera parte, con los practicados con una lente más detallada para analizar la culminación de ese modelo en el caso valenciano, que ocupa la segunda parte del libro.



Por último, consideramos que la síntesis que aquí se hace del modelo inmobiliario español y su aplicación al caso valenciano no ofrecen imágenes pesimistas sino, lamentablemente, bien realistas. Lo que sí induce al pesimismo es la falta de interés y voluntad de cambiarlo que se sigue observando todavía, no sólo entre los políticos, sino entre la mayoría de la población. Sirva este texto para comprender mejor el origen y la naturaleza de nuestros males, abriendo el camino para superarlos".


José Manuel Naredo y Antonio Montiel




Algunos párrafos del libro



"Otra característica del nuevo modelo inmobiliario-constructivo es que tiende a inventar pretextos y a buscar nombres que justifiquen y hagan atractivas las operaciones de recalificación de suelos, resaltando calidades o aspectos que suplen sus limitaciones o carencias. Se habla así de "ciudades" "de la imágen", "del golf", o de lo que sea, donde se observa la carencia de ciudad al predominar barrios dormitorio o usos o servicios específicos, al igual que no se habla de zonas industriales, sino de "parques empresariales". Pues ya no se planifica directamente el futuro de las ciudades para el bienestar de los ciudadanos, sino para la promoción de determinados eventos o megaproyectos que se presuponen fuente de bienestar y de negocio. Por ejemplo, no es la racionalidad del planeamiento, sino el empeño doblemente fallido de hacer de Madrid sede de los juegos olímpicos, el que ha justificado la construcción de un rosario de megaproyectos y costosas infraestructuras, sin contar con las necesidades y prioridades de la ciudadanía.



El afán de buscar pretextos que justifiquen los megaproyectos inmobiliarios, culmina con el ejemplo de los llamados "parques temáticos". La experiencia de los que se han venido desarrollando permite señalar ciertos rasgos comunes de este tipo de "operaciones". En todos ellos se presenta el proyecto como una enorme fuente de parabienes y progreso para la zona en la que se localiza y que justifica plenamente la recalificación de terrenos in extenso para albergar a la población y los servicios que, se supone, atraerá la nueva actividad propuesta. No solamente se atribuye, así, a la "operación" más superficie de la requerida por el "parque" que la justifica, sino que con este pretexto se recalifican también los terrenos próximos previamente adquiridos por los promotores más informados del proyecto. Se solicita además el apoyo del Estado, con sus empresas públicas o semipúblicas, no solo para financiar la "operación", sino para poner gratuitamente a su servicio las infraestructuras necesarias para que pueda prosperar. El desenlace habitual es que, una vez que los propietarios de los terrenos han realizado enormes plusvalías procedentes de su recalificación, se ve que la actividad del parque que se tomaba como pretexto incumple las expectativas de negocio que se prometían. Languidece así la sociedad responsable del "parque" y reclama más dineros públicos y más edificabilidad en los terrenos de la operación, para compensar con nuevas plusvalías el fiasco financiero de la actividad que en principio justificaba la "operación". Le experiencia de los cuatro grandes "parques temáticos" instalados en España se adapta al modelo indicado: Port Aventura (1995), Isla Mágica (1997), Terra Mítica (1998) y el Parque Warner (2002), han sido todos ellos promovidos y financiados por entidades públicas y/o cajas de ahorros, lo que debería suscitar dudas sobre la rentabilidad de los parques, al contribuir los inversores privados solo en la medida en la que su participación en los negocios colaterales al "parque" -inmobiliarios, constructivos o de servicios- lo justifican. Una vez obtenidas las plusvalías de la recalificación de terrenos y/o los beneficios de la fase de construcción, suele evidenciarse el fiasco económico y el sinsentido de los megaproyectos, ahora subrayado por la crisis inmobiliaria.

Numerosos exponentes de este proceder han venido desordenando el territorio al dictado de oligarquías político-empresariales que sembraban por doquier, con el apoyo del dinero público, parques temáticos, nuevas "ciudades" e infraestructuras, sin contar con las necesidades de la población, ni con las vocaciones del territorio. Tal vez la operación denominada "Reino de Don Quijote", en Ciudad Real, pase a la historia por haber contribuido a la bancarrota de Caja La Mancha, al forzarla, entre otras cosas, a financiar un ruinoso aeropuerto privado, para que accedieran los ricos del mundo a jugar en el nuevo casino que servía de pretexto a la operación. Pero todo esto parecía ya un juego de niños en comparación con la treintena de casinos y la megalópolis del juego que se pretendían instalar en el desierto de Los Monegros (Aragón) justo cuando la crisis inmobiliaria vino a enfriar las operaciones especulativo-constructivas y los megaproyectos vinculados a ellas".



2 comentarios:

  1. Aunque todavía actualizando contenidos, ya está disponible la página oficial de José Manuel Naredo elrincondenaredo.org

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